viernes, 6 de febrero de 2009

pecar no es original

Me comporto como una animal que hiberna, pero vengo a la oficina. Hoy me ha nevado de camino en la moto y no me ha hecho ninguna ilusión. Patino con la pintura del pavimento y deseo caerme para culpar al ayuntamiento, aunque me rompa tres rodillas. Siempre hay un culpable, y si no lo hay, ya nos dicen los cristianos que para eso se inventó el pecado original. ¿Pondría Dios una demanda por resbalar en la carretera? Por eso Eva mordió la manzana. Seguro. En este país hay empleados del ayuntamiento que quitan la pintura de los pasos de cebra y otros que repasan los que están ya erosionados. Son esas cosas que ni Dios entiende.

Pero a mí Dios me resbala también. Y si se cae, pues que se lo cubra la seguridad social.

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